3 de Diciembre:
COLADEROS DE UN VIAJE A NINGUNA PARTE
Tratados, convenciones, leyes generales, autonómicas, decretos, normativas, ordenanzas, reglamentos, programas, planes estratégicos, presupuestos astronómicos, presupuestos nimios, evaluaciones, correcciones, seguimientos. Derecho a la independencia, derecho a la autonomía personal, erradicación de la exclusión, potenciación de la igualdad de oportunidades, centros de educación especial, centros especiales de empleo, inclusión en la educación, inclusión en el empleo digno y de calidad, cupos de reserva de empleo público y privado.
Apoyo a familias, desgravaciones fiscales, construcción de entornos que contemplen la accesibilidad universal, persecución de discriminaciones tanto directas como indirectas, imposición de sanción, promoción del asociacionismo. Acceso a las ayudas técnicas, al transporte, a la información a la participación en la vida activa, al movimiento político, asociativo y vecinal. Protección de las mujeres con discapacidad, des estigmatización de la enfermedad mental, derecho a los distintos tipos de comunicación, apoyo al tercer sector. Mejora de la movilidad, el transporte, los espacios públicos y privados de ocio, participación y recreo. Estrategias conjuntas públicas, privadas, sociales. Asistencia personal, protección jurídica… En definitiva y resumiendo:
COLADEROS.
Estas y otras muchas más suelen ser las palabras, expresiones y directrices con las que se mueve el sector de la discapacidad. Cualquier titular sobre lo que en realidad no hacen, encierra uno o varios de esos términos y otros más que nos dejamos en el tintero.
Todos, vistos desde fuera nos llevan a pensar que nuestros poderes públicos y nuestra sociedad tiene los deberes hechos respecto a los distintos colectivos con diversidad funcional. Es más, tanto es así, que en más de una ocasión, alguien nos ha llegado a espetar cosas como: “Que chollo el vuestro, yo también quiero.”
Pero la realidad es otra y muy distinta de esa en que la sociedad piensa y que los poderes públicos y sociales quieren hacernos creer. O mejor dicho, deberíamos decir, las realidades, porque hay tantas realidades como personas con diversidad funcional.
Posiblemente si recibiéramos todo lo que se supone deberíamos pedir y la sociedad abanderada por las políticas partidistas e institucionales debería darnos, seríamos solo unos pocos los que acabaríamos con los presupuestos. Y en el fondo es lo que está pasando, solo que aplicado de otra manera y de forma tal que seamos incapaces de poder verlo. O no queramos verlo, que tampoco es descartable.
Nos explicamos:
Hay directivos de ONG,s del mundo de la diversidad funcional, con una diversidad funcional a su vez, que tienen sueldos iguales o superiores a los de un ministro de gobierno, cuyo importe sale del tributo de los españoles, sin contar que a mayores pueden recibir sin mucho problema otro tipo de ayudas a las que todos tenemos derecho, pero como no hay para todos, son quienes al final y por la vía digital, suelen tener acceso a ellas. Que las personas con discapacidad tengan un sueldo digno, nos parece estupendo, pero todas, no solo unas pocas. La labor de algunos de éstos incluso consiste en gestionar centros especiales de empleo que significa en castellano antiguo si miramos de cerca la situación gestión de la esclavitud pagada con una buena porción del dinero de todos nosotros.
De las pocas personas que trabajan dentro del mundo de la diversidad funcional, cuya tasa de desempleo es desorbitante y no parece importarle a casi nadie, la inmensa mayoría trabajan a través de los centros especiales de empleo que son centro hipotéticamente temporales que al final se acaban convirtiendo en unos nichos de explotación laboral donde las ventajas salariales, fiscales y en materia de seguros sociales para estas empresas son todas y para los trabajadores, en la mayoría de ocasiones nos les da para mantener una independencia económica, ni mucho menos para poder llevar a efecto un plan de vida plena e independiente.
A la vista de los recortes sociales, cada vez más a la deriva en los últimos años y especialmente desde que el Partido Popular aplica sus políticas más fratricidas que humanas, las inversiones en educación y sanidad especialmente, han sufrido tales descensos, que esto induce una vez más a hacer caer a nuestros colectivos en mayores niveles de marginalidad y exclusión social, puesto que disminuye con ello nuestra posibilidades y por ende nuestra capacidad de relacionarnos de una forma más habitual y acorde a los niveles de participación social que se prevén o esperan y sin olvidarnos claro está en esos altísimos niveles de agravio económico que por razón de nuestras diversidades ya se estimaba en tan buen y olvidado estudio elaborado en la ciudadad de Barcelona, extrapolable a cualquier ciudad de España y en el año 2006, en una media que rondaba los 27.000 € por persona en costes directos para llevar a efecto su igualdad de oportunidades. En fin…
Sin embargo como cada año, representantes políticos de administraciones estatales, autonómicas y locales, siempre llevados de la mano de sus tapaderas sociales, nuestros botiflers, hoy, día internacional de las personas con discapacidad, no se resignan a la cada vez más insana tentación de sentarse en una silla de ruedas, -cámara en mano, eso sí, para que se vea la inmensa empatía que se tiene-, o bien a dejarse vendar los ojos, tapar los oídos en incluso un año de estos, si lo consideran oportuno, dejarse meter un chute de burundanga, para hacernos creer lo humanos y sensibles que son y así poder ir tirando como buenos ejemplares políticos que son, insertados en la política en un alto porcentaje por la vía digital, la del codazo abierto o a puñaladas.
Mañana nuestros espacios públicos tanto de orden público como privado, en todo el territorio estatal deberían reunir los mínimos criterios de accesibilidad universal conforme a lo mandatado por ley y tras la enésima vez de aplazamiento, porque aquí, salvo la celebración del día de la foto y las fantasmadas que es hoy, nunca se cumple nada. Pero mañana en la inmensa mayoría de nuestras ciudades habrá personas sordas, ciegas, con diferencias cognitivas y movilidad reducida, que descubrirán una vez más que no son ni queridas ni respetadas en su entorno social más inmediato, después de que por mor de la publicidad y propaganda unos cuantos hayan ido extrayendo nuevamente presupuestos y balances económicos para firmar en su nombre, la elaboración de nuevos estudios, acuerdos, pactos y contratos de un viaje a ninguna parte.
Valladolid 3 de diciembre de 2017
Plataforma por la Igualdad Social en Valladolid
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